William Bradford Shockley tuvo una infancia peculiar ya que sus padres le educaron en casa y desde muy pequeño le inculcaron conocimientos en matemáticas y física. Posiblemente fue esto lo que le llevó a dedicar su vida al estudio de los fenómenos físicos.
Siendo aún muy joven empezó a trabajar en los laboratorios Bell donde colaboró en las tareas de difracción de electrones y en el departamento de tubos de vacío. Tras el paso de la guerra, decidió buscar una alternativa a los tubos de vacío; para esto se centró en la física cuántica y en especial, comenzó su estudio de los semiconductores junto a otros dos compañeros.
Con sus trabajos consiguieron demostrar que los cristales de germanio eran mejores rectificadores que los utilizados hasta entonces, dependiendo su efecto de las impurezas contenidas en los mismos. Mediante el empleo de un rectificador de germanio, con contactos metálicos que incluían una aguja en conexión con el cristal, el equipo inventó el transmisor de contacto puntual.
Poco después Shockley inventó el transistor de unión, que usaba una unión entre dos partes, tratadas de modo diferente, de un cristal de silicio. Tales semiconductores de estado sólido tienen la virtud de rectificar y amplificar la corriente que circula a través de ellos. Gracias a estos transistores y a su fiabilidad se abrió camino hacia la miniaturización de los circuitos de radio, televisión, y de los equipos de ordenadores. Recibió el premio Nobel de Física por sus investigaciones de los semiconductores y el descubrimiento del efecto transistor. El premio lo compartió con sus dos compañeros de investigación, John Bardeen y Walter Houser Brattain.
Con el prestigio obtenido tras ganar el Nobel, fundó en California un laboratorio propio de semiconductores que llevaba su nombre. Logró reunir en torno a él a ocho de los profesionales más cualificados, pero pronto tuvo problemas ya que Shockley no quiso centrarse en los transistores de silicio, los cuales eran mucho más fáciles de comerciar que los de germanio, así que sus compañeros, al no estar de acuerdo con esta decisión, decidieron abandonarle. Más tarde, se demostró que eran los empleados los que tenían la razón ya que la empresa cayó en la quiebra y Shockley tuvo que venderla.
En sus últimos años, fue un personaje bastante polémico debido a su incursión en la política y a sus afirmaciones sobre las diferencias intelectuales entre razas, pero Shockley es recordado como unos de los mejores físicos del sigo XX debido al descubrimiento del efecto transistor y a sus cerca de noventa patentes.